El robo de salarios es una forma de intimidación financiera, donde los empleadores sin escrúpulos que se preocupan más por sus carteras que sus trabajadores doblan la ley hasta que se rompe. Lo terrible es que este tipo de conducta ilegal rompe las espaldas de los trabajadores de Nueva York y las mujeres que luchan para poner un techo sobre sus cabezas y comida en la mesa.
Por eso estoy orgulloso reportar algunos éxitos muy recientes por parte de mi socio, Darren Rumack, que se encarga de mi Departamento de Salarios y Horas mal pagados:
Después de una mediación en la Corte Federal, un trabajador de la construcción que había ayudado a construir un hogar de ancianos cerró su caso después de que su jefe se había negado pagar horas extras.
Una empresa de construcción negó darle a un trabajador de la construcción su pago por el trabajo que ya había realizado. Resolvimos con éxito el caso sin tener que demandar.
Demandamos en la Corte Federal en nombre de un cliente que trabajó como encargado de un garaje. Después de que presentamos la demanda, el empleador decidió pagar el 90% de la cantidad total que estábamos demandando.
Una gran empresa minorista con múltiples tiendas había clasificado mal a nuestro cliente como un gerente que estaba exento de reclamar horas extras. Afirmamos que nuestro cliente no era un gerente, sino un empleado. Y que como un empleado que había trabajado a menudo más de 50 horas a la semana, se le debía una gran cantidad de horas extras. Resolvimos con éxito el caso en el arbitraje.
Puede ser en la Corte Federal o en un tribunal del Estado de Nueva York, si el asunto es horas extraordinarias, pago atrasado, clasificación errónea como gerencia o como contratista independiente – si nuestro cliente era indocumentado y abusado por un empleador explotando el temor y la ansiedad sobre el estatus migratorio – Y sin embargo los patrones intentan aprovecharse de los hombres y de las mujeres trabajadores de Nueva York, es nuestro privilegio ayudar a nuestros clientes a conseguir la justicia que han trabajado que se merecen.